Eva (Eva Bianco) es montadora y trabaja con sus amigos. Uno de ellos, Juan, ha muerto repentinamente, dejándola con el disco duro que contiene un corto que estaban en proceso de montar. Ella está transitando una crisis de fe en el cine, y esta pérdida profundiza su desazón. En medio del proceso de duelo, Eva y su colega Rami (Ramiro Sonzini) están montando una película sobre la ceguera. Ella se fastidia ante la certeza de que en la secuencia que están trabajando cualquier imagen aleatoria puede funcionar, porque lo que lleva adelante el fragmento es el ritmo. Esa certeza de estar frente a una desconfianza hacia la especificidad de las cosas en función de un truco estético va a acompañarla a lo largo de todo su duelo.
La ceguera, dicen los personajes de la película que se monta dentro de esta película, es un vacío (el fondo de pantalla del vacío dice uno). La muerte repentina de un amigo deja atrás una ausencia muy grande que pesa sobre la presencia de sus imágenes Este devenir archivo –de un amigo por su disco rígido y de estos personajes en el material de la película– es el centro de varias ideas que tiene la película sobre el cine, el digital, la memoria y el tejido emocional de la vida de cada una.
Presenta: Lucía Salas