La mejor película de la historia del cine según los críticos en la última encuesta organizada por la prestigiosa revista Sight & Sound. Una obra maestra sin igual que confirmó el talento de Chantal Akerman y la convirtió, junto a Marguerite Duras, en la punta de lanza del feminismo cinematográfico. Delphine Seyrig da vida a la inmortal Jeanne Dielman, una mujer enjaulada en la esclavitud de la cotidianeidad, condenada a repetir las mismas acciones día tras día mientras cuida de su hijo adolescente.
La vida de Jeanne Dielman, una joven viuda con un hijo, sigue un orden inmutable: mientras el muchacho está en la escuela, ella se ocupa de las tareas domésticas y ejerce la prostitución por la tarde.