El conflicto palestino-israelí sirve de telón de fondo a este drama. Salma, una viuda palestina, tiene un litigio con el ministro de Defensa israelí. La casa de éste, en la frontera palestino-israelí, linda con su campo de limoneros. Cuando las autoridades deciden que los árboles deben ser talados porque representan una amenaza para el ministro de Defensa y su familia, Salma toma la decisión de luchar por salvar la plantación que tantos años ha cuidado.
La insólita situación que nos describe Riklis (inspiradad en hechos reales) ahonda en las desproporcionadas acciones y la arrogancia militar israelí. Pero Los limoneros ilustra también cómo se ve afectada la vida de la gente corriente a ambos lados de la frontera; las penurias de los palestinos y las presiones sociales que sufren de su propia comunidad, así como la de aquellos israelíes que se ven atrapados en el enfrentamiento político. Gran parte de la grandeza de esta película radica en la interpretación y presencia de una actriz en estado de gracia, Hiam Abbas, que otorga luminosidad al personaje que interpreta y que llena de serenidad y belleza toda la pantalla. El resultado es una película muy equilibrada, inteligente y sensible. Un cine que coloca a la persona por encima de las estructuras, que apuesta por el entendimiento como mejor solución a los conflictos. Con todo, deja claro que alcanzar la paz no parece ser algo sencillo, como rezan los títulos de crédito finales y la letra de la canción de la banda sonora: “el limonero es hermoso y su flor muy dulce, pero su fruto, el pobre limón, imposible de comer”.
Entre otros premios, Los limoneros fue galardonada con el Premio del Público en el Festival de Berlín 2008 y Hiam Abbas obtuvo el galardón de la Academia de cine israelí.
Presenta la sesión Beatriz Leal, coorganizadora de esta programación.